Martilleros bonaerenses, "prorrogar el Decreto profundizará el impacto negativo"
Sobre la posible prórroga, el Colegio de Martilleros y Corredores Públicos bonaerense le envió una carta al Presidente de la Nación. Para la entidad, no se trata de una pugna entre ricos y pobres, sino de promover contratos que reflejen lo que es deseable para ambas partes.
Con la firma de Juan Carlos Donsanto, presidente del Colegio de Martilleros y Corredores Públicos de la Provincia de Buenos Aires, los profesionales inmobiliarios expresaron su posición en una carta dirigida al presidente Alberto Fernández, ante la posibilidad de una nueva extensión del decreto 320, vigente hasta el 31 de enero próximo.
Como informamos en inmomix.com días atrás, la Federación de Inquilinos Nacional le solicitó al Gobierno, también mediante una carta, la prórroga del Decreto de Necesidad y Urgencia (Dnu) que estableció, entre otras cuestiones, la suspensión de desalojos, la prórroga de contratos y el congelamiento de los precios. Esta semana habrá un nuevo encuentro para empezar a definir la prórroga o no del decreto, confirmaron fuentes del Ministerio de Vivienda.
De prorrogarse el Dnu continuaría entonces el congelamiento de los precios de los alquileres de aquellos contratos de locación cuyo vencimiento haya operado desde el 20 de marzo del año 2020, y de los contratos cuyo vencimiento esté previsto antes de la nueva fecha propuesta, siempre con conformidad de la parte locataria.
Es decir, que el inquilino continuará con la posibilidad de optar por mantener la fecha del vencimiento pactado por las partes o por prorrogar dicho plazo por un término menor al autorizado o por el plazo estipulado en el nuevo decreto.
En todos los casos, la extensión del plazo contractual implica la prórroga, por el mismo período, de las obligaciones de la parte fiadora.
Carta al Presidente
A continuación, el contenido de la misiva:
El 31 de enero vence el DNU 766/2020 que prohíbe desalojos por falta de pago y congela el valor de los alquileres. Al igual que con el Decreto 320/2020, el fin que se persigue es “garantizar el derecho a la vivienda en el marco de una pandemia que afectó los entramados sociales y la realidad económica imperante en el mundo” y si bien nadie en su sano juicio negaría el impacto de la pandemia, es verificable que el derecho a la vivienda y la crisis habitacional en nuestro país, son muy anteriores al coronavirus, y que entre todas las conocidas -y por conocerse consecuencias de este brote epidémico que alcanzó un inesperado estatus, la incertidumbre sobre el presente y el futuro, se ubica en el podio del desvelo de muchas familias argentinas.
Es incómodo y hasta incorrecto valorar una decisión política, la tome quien la tome. Siempre es por lo menos incompleto el análisis que puede hacerse respecto de las consideraciones que la determinan.
Desde ese reconocimiento, lo primero que necesito decirle es que lo que vengo a exponer ante Usted, no es más que la expresión de una genuina preocupación que emerge de lo que veo y oigo a diario, y que en esa cotidianeidad está la fuente de lo que creo que puede ocurrir si el 31 de enero, la necesidad y la urgencia encuentran en una nueva prórroga, la ilusión de resolver el problema, uno más entre los que debe ocuparse cada área de su gestión de gobierno.
¿Y qué es lo que puede ocurrir, que no haya ocurrido ya en la historia de la regulación de alquileres y de intervención estatal? Retracción de la oferta, y eso es parte de lo que escucho, el aplazamiento o la negativa de llevar al mercado locativo un bien, haciendo que la escasez haga lo que mejor sabe hacer: elevar la pretensión, a sabiendas de lo obvio.
Del otro lado, la impotencia que genera no poder cubrir una necesidad que no siempre puede aplazarse, y que si se sostiene en el tiempo deja de ser una necesidad para convertirse en otra cosa, y el efecto cascada no se hace esperar. Porque, permítame una obviedad y no será la única, el tiempo de vivir bajo el amparo de otro/s, o en el desamparo, más temprano que tarde erosiona la dignidad y eso es justo lo que les pasa a las personas que quieren alquilar una vivienda y pueden hacerlo, tienen la capacidad para hacerlo, y no les alcanza. Les falta algo que otro tiene.
Con el DNU 320/20, me preguntaba cuáles serían las condiciones cuando los contratos recuperaran su “originalidad”. Y me respondía que tal vez las condiciones económicas y sociales mejorarían, pero y si fueran las mismas ¿cabría extender –nuevamente- la vigencia de la medida adoptada? Vale ahora que el 2020 ha dejado un panorama desalentador, y si la medida se repite una y otra vez en un contexto que se agrava, sólo cabe contentarse con una solución precaria para algunos, y lamentar nuevos problemas para otros.
El dicho popular dice que “ley pareja no es rigurosa” pero no estoy seguro de que aplique en este caso. Vuelvo sobre mis propias reflexiones, algunos/as argentinos/as son potenciales locatarios, cada vez más, y algunos/as son locadores/as, cada vez menos, y allí radica el problema. Es imprescindible mirar a las dos partes, apreciar con certeza la condición de cada quien, así tal vez la ley sería más pareja que rigurosa.
Si prorrogar es el verbo ¿cuánto tiempo más habrá de conjugárselo? Ratifico que si el poder que se le atribuye a esta medida se cumpliera, me sumaría a todas las prórrogas posibles, pero ahora, en este momento, sé que no son efectivas, y prorrogar este Decreto profundizará el impacto negativo.
El efecto paradojal dejó de ser una posibilidad que preocupaba a locatarios/as y locadores/as, ya es una realidad que no se debe desconocer. No se trata de defender a los/las “inquilinos” o de atacar a los/las propietarios/as, o cualquier otra combinación igual de imperfecta.
No es una pugna entre ricos y pobres, es acercar, es promover contratos que reflejen lo mejor posible lo que es deseable para ambas partes, y esto lejos de ser una utopía o una posición idealista es, lo que he visto una y otra vez, y con los encuentros y desencuentros que todo acuerdo supone, siempre es un camino que vale la pena recorrer.
Existe entre locatarios y locadores más diálogo del que quiere verse, y menos controversias de las que se publicitan. Hay, y negarlo no ayuda, quienes se benefician con estos Decretos, y puede estar seguro Sr. Presidente, que no siempre son aquellos de cuyos derechos decimos ocuparnos. Hay hijos y entenados, sí, los hay.
El universo del mercado de alquileres tiene habitantes diversos, después de todo y mal que nos pese, los mercados tienen mucho en común aunque sus bienes y servicios se diferencien.
Por imperio de la pandemia, lo escuchamos insistir en la necesidad de prevenir, ya que la cura está después en el tiempo, y un poco más allá en el espacio. Tal vez quiera mirar esto de la misma forma, tal vez quiera darse la oportunidad de poner su capacidad para atravesar incluso sus propias certezas, tal vez quiera mostrar que lo que ayer era de una forma, puede ser hoy justo lo contrario.
No creo que eso sea signo de debilidad, al contrario, y por eso me arrogo el atrevimiento de pedirle que antes de decretar en el mismo sentido que ya lo ha hecho, dedique un tiempo del poco del que dispone, para poner a prueba la buena fe de muchos argentinos que a fuerza de golpes aprendimos a negociar, y que en un punto de eso se trata.