El gigante del coworking pierde más de u$s 44.000 millones por el home office

El gigante del coworking pierde más de 44.000 millones de dólares por el home office

WeWork, compañía multinacional líder en oficinas de coworking, es una de las empresas más perjudicadas por el trabajo desde casa.

A pesar de sus esfuerzos por instalar en los medios de comunicación que la consecuencia natural que dejará el Covid-19 es la flexibilización de los espacios de trabajo y que por eso serán favorecidos por la situación, lo concreto es que muchos de sus clientes cancelaron sus alquileres y la mayoría no cree volver a retomarlos aunque la economía se recupere rápidamente.

Varios analistas del sector inmobiliario advirtieron que el fallido modelo de negocios de WeWork era palpable incluso antes de los confinamientos masivos del 2020. 

A modo de ejemplo, señalaron que a comienzos del año pasado, la empresa estaba valuada en 47.000 millones de dólares. El entonces Ceo, Adam Neumann, se llevaba de vacaciones a 2.000 empleados y gastaba 60 millones de dólares en un avión Gulfstream G650. Frivolidades que se respiraban en las oficinas de todo el mundo.

Y los pronósticos se cumplieron. La última valuación de la empresa se fijó en 2.900 millones de dólares. De acuerdo con las presentaciones de valores de WeWork antes de la salida a la Bolsa de Nueva York, se reveló que había perdido 1.900 millones de dólares en ingresos durante 2018. Esas pérdidas han continuado expandiéndose, llegando a 1.250 millones de dólares en tan sólo el tercer trimestre de 2019, según un informe de deuda titulares.

Su modelo de negocios se basa en dos pilares: alquilar espacios en edificios por largo tiempo para ser utilizados por la marca, generarle valor agregado a esos lugares y luego sub-alquilarlos por corto plazo a emprendedores, compañías y personas que quieran utilizarlos. 

A sus inquilinos los llama "miembros" y, según sus propios fundadores, la meta final es que entre ellos se ayuden, se vuelvan mejores y sus proyectos evolucionen al colaborar. En su momento de valoración, su fundador aseguró que esto no tenía que ver con los números, sino con su "energía y espiritualidad".

Dado que el sistema es flexible y no hay un contrato de locación por un período de tiempo determinado, la pérdida de ingresos de la compañía fue instantánea. En cambio, los gastos de mantenimiento de edificios e impuestos inmobiliarios se mantuvieron intactos.

La empresa ahora espera con urgencia que SoftBank le compre acciones por 3.000 millones de dólares, algo que según ha declarado la entidad ya no sucederá. 

El regreso a las oficinas en muchos países no está programado. Y en donde se pueden usar las instalaciones, se debe hacer con una distancia que choca de manera frontal contra el negocio de WeWork, que básicamente es explotar al máximo cada metro cuadrado.