Un curioso plano elaborado, en Gran BretaƱa, sobre cómo habrĆa sido Buenos Aires de haber permanecido en poder britĆ”nico. Se descubrió que l...
Un curioso plano elaborado, en Gran BretaƱa, sobre cómo habrĆa sido Buenos Aires de haber permanecido en poder britĆ”nico.
Se descubrió que los ingleses habĆan traĆdo -entre 1806 y 1807- un proyecto urbano para la ciudad, muy diferente a la traza colonial espaƱola, que incluĆa diagonales, plazas y avenidas de circunvalación
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El viernes 12 de septiembre de 1806 en Londres hubo un estallido de jĆŗbilo. Luego de casi dos meses de navegación, el Narcissus entró al puerto de Portsmouth con la buena nueva. Su capitĆ”n Donnelly informó que William Carr Beresford, con tal solo 1460 soldados, habĆa tomado Buenos Aires, ese lejano puerto espaƱol en la AmĆ©rica del Sur.
Gracias al telégrafo óptico, creado doce años antes por el clérigo Lord George Murray, la noticia fue transmitida de inmediato a Londres, distante unos 100 kilómetros. Diez minutos después, el rey Jorge III y toda la capital britÔnica se enteraba que esa lejana colonia española llamada Buenos Aires formaba parte del imperio britÔnico.
A las 7 de la maƱana del 20 de septiembre, en medio de la algarabĆa general, comenzó el desfile por las calles de Londres con el tesoro capturado. Ocho carros, que transportaban los caudales que el virrey Sobremonte habĆa querido poner a salvo, mĆ”s la bandera espaƱola que flameaba en el fuerte y caƱones de bronce que defendĆan las costas de Quilmes fueron paseados por la sede del Almirantazgo, por Pall Mall y por la plaza de Saint James. La caravana terminó en la puerta misma del Banco de Inglaterra, donde se depositó el botĆn.
La euforia generada en el gobierno se transmitió automĆ”ticamente a los comerciantes, que vieron en la ciudad capturada un sinnĆŗmero de oportunidades para colocar sus productos. A los pocos dĆas, con el visto bueno del monarca inglĆ©s, que en una proclama anunciaba que “todos sus amados sĆŗbditos pueden comerciar lĆcitamente, desde y a la citada ciudad”, un centenar de buques, colmados de mercaderĆas, pusieron proa a Buenos Aires, junto con una fuerza militar, destinada a reforzar a las que habĆan tomado la plaza, ignorando que Beresford ya habĆa sido echado el 12 de agosto.
Los britĆ”nicos, en lo que se conocerĆa como la segunda invasión inglesa, vinieron a refundar una ciudad a imagen y semejanza de las que existĆan en las islas. El final, es por todos conocido. Esa segunda incursión fue rechazada el 5 de julio del aƱo siguiente luego de una sangrienta lucha por las calles porteƱas.
Fueron muchos los objetos capturados a los invasores. Entre ellos, un cargamento de galeras que fueron a completar el uniforme a la flamante Legión de Patricios Voluntarios Urbanos de Buenos Aires, que luego se transformarĆa en el Regimiento de Patricios.
Lo que vino como caĆdo del cielo fue una imprenta sin uso, que con sus letras, viƱetas, ademĆ”s del centenar de resmas de papel, pasaron a modernizar a la vetusta imprenta de los NiƱos Expósitos, cuyos tipos móviles estaban bastante desgastados por el uso.
// Un plano original
Lo que tambiĆ©n sobrevivió es un curioso plano, elaborado en Gran BretaƱa, sobre cómo habrĆa sido la ciudad de Buenos Aires de haber permanecido en poder britĆ”nico. Tan seguros estaban los ingleses de su victoria, que hasta habĆan proyectado la modificación de la tĆpica traza colonial espaƱola.
El proyecto -descubierto aƱos despuĆ©s por el arquitecto R.J. Ćlvarez y publicado en la Revista de Arquitectura- incluĆa espacios abiertos, grandes avenidas y diagonales, para hacerla mĆ”s funcional. SegĆŗn los especialistas, es un trazado standard, que revela conocimientos de urbanismo.
El plano lleva de tĆtulo “Plan de la capital de las colonias inglesas en el RĆo de la Plata. Publicado por R. Ackermann 101 Strand-Londres” y se ignora si fue traĆdo en la expedición de 1806 o en la del aƱo siguiente. Ackermann, un alemĆ”n nacido en 1764 que se habĆa radicado en Londres en 1786, descubrió su vocación por las artes grĆ”ficas casi de casualidad, diseƱando grabados de publicidad de sus carruajes. TerminarĆa abriendo un local en El Strand, una conocida calle en Westminster, que se transformarĆa en una galerĆa de arte.
Con el correr del tiempo, Ackermann -con excelentes contactos polĆticos- explotó el interĆ©s britĆ”nico por AmĆ©rica Latina, editando una serie de publicaciones sobre sus paĆses. Por muchos aƱos circularon por el hemisferio sur ejemplares de Los Catecismos, una edición barata de 200 pĆ”ginas en formato pequeƱo, que Ackermann editó.
En el plano -reproducido en el libro Los planos mÔs antiguos de Buenos Aires 1580-1880, de A. Taullard. Jacobo Peuser, 1940- se advierte que las calles van de mayor a menor, cruzadas por avenidas arboladas, diagonales, calles de circunvalación y arterias menores, con plazas y plazoletas para mejorar la circulación. Las manzanas fueron pensadas como bloques rectangulares, cuyos lotes daban a dos calles.
Si se intenta el ejercicio de superponer este plano al trazado que entonces tenĆa Buenos Aires, se comprueba que la plaza central de la ciudad hubiese estado ubicada en el cruce de Avenida de Mayo y Bernardo de Irigoyen. Los lĆmites de la ciudad estarĆan delimitados por Independencia, Entre RĆos, Callao, Córdoba, Leandro Alem y Paseo Colón.
La superposición del plan hace ademÔs que coincidan las calles Independencia, Belgrano, Corrientes y Córdoba, y que coincidieran con la traza que ordenó Bernardino Rivadavia, que también se destacó como un urbanista, y que casualmente era amigo de Ackermann.
Siendo Ministro de Gobierno de MartĆn RodrĆguez, Rivadavia llevó a la prĆ”ctica una profunda reforma institucional. En lo que a la ciudad se referĆa, dispuso que Entre RĆos, Callao, Corrientes, Córdoba, Santa Fe, Belgrano e Independencia tuvieran un ancho de 30 varas, esto es, cerca de 25 metros.
Y otra novedad que impuso fue que las calles que fueran de norte a sur, al llegar a la calle La Plata, cambiasen de nombre. Actualmente, La Plata lleva el nombre de Rivadavia.
Producto de las invasiones, muchos ingleses eligieron vivir en estas tierras y serĆa importante la inmigración de ciudadanos de ese paĆs en las próximas dĆ©cadas. Sin embargo, el proyecto de recrear Piccadilly Circus en el RĆo de la Plata quedó en un sueƱo ya muy lejano.
Por AdriƔn Pignatelli.
Subsecretario de Relaciones con los Medios (Uba).